Este próximo 1 de mayo, el emblemático Santuario de Urkiola se convertirá, una vez más, en mucho más que un lugar sagrado en el corazón de Euskadi. Será un faro brillante, un punto de encuentro vital para los misioneros y misioneras, sus familias, amigos y toda la comunidad que apoya su labor incansable. Como cada año, esta fecha señalada transforma Urkiola en un espacio donde la fuerza del pasado inspira y da impulso al camino del futuro.

 

Un Legado de Acción y Esperanza

La historia de las Misiones Diocesanas Vascas no se escribe solo con palabras, sino con acción transformadora. Son décadas de pasos valientes dados por hombres y mujeres que, movidos por su fe, abrieron sendas de esperanza, justicia y amor fraterno en los territorios de Misión. Su presencia ha significado acompañamiento, desarrollo y testimonio vivo del Evangelio.

El encuentro del Primero de Mayo es una oportunidad privilegiada para celebrar esas huellas imborrables. No lo hacemos desde la nostalgia, sino desde el más profundo agradecimiento y orgullo. Cada proyecto iniciado, cada comunidad acompañada, cada vida tocada por su dedicación, representa los cimientos sólidos sobre los que las Misiones Diocesanas Vascas sigue construyendo hoy. El legado de quienes nos precedieron no es un simple eco del ayer, ¡es un impulso vivo para el mañana!

 

Un Encuentro para Compartir y Renovar la Llama

En este encuentro en Urkiola, las diversas experiencias misioneras se convierten en sabiduría compartida. Relatos de desafíos superados, de pequeñas y grandes victorias, de fe puesta a prueba y fortalecida en mil batallas. Es un momento para que esa fe inquebrantable se renueve colectivamente y nos contagie a todas y todos.

Los misioneros y misioneras nos recuerdan con su testimonio que la misión continúa, adaptándose a los nuevos tiempos y realidades, tanto en tierras lejanas como aquí, en nuestro entorno más cercano. La esencia, sin embargo, permanece intacta: un corazón entregado al servicio de los demás, especialmente de los más vulnerables.

 

Mirando al Futuro con Esperanza

Anclados en esa misma fe que movió a generaciones anteriores, miramos al futuro con esperanza renovada. La jornada en Urkiola es una poderosa llamada a mantener viva la llama de la misión. Nos invita a todas y todos, desde nuestra propia realidad, a seguir sembrando semillas de solidaridad, a seguir sirviendo con generosidad, compartiendo nuestra fe desde la fraternidad

Este Primero de Mayo, Urkiola será testigo de una celebración de la vida entregada, un testimonio vibrante de fe activa y un compromiso renovado con la misión evangelizadora y social de la Iglesia Vasca.

Misiones Diocesanas Vascas extiende una cálida invitación a todas las misioneras y misioneros a participar en este día especial de fortaleza, fraternidad y esperanza compartida.

¡Bienvenidos a todos! ¡Bienvenidos a Urkiola!