Tenemos ante nosotros un nuevo año. No podemos negar que el porvenir trae consigo sombras y miedos, pero se nos ofrece una nueva oportunidad de vivir una fraternidad universal. Unidos a Dios, damos comienzo al nuevo año con alegría y esperanza. En este viejo año difícil hemos seguido impulsando la solidaridad y la misión, hemos ensayado nuevas maneras de ser misioneros y misioneras, hemos apoyado proyectos y hemos acogido a tantos misioneros.

Este año 2022 se nos presenta muy nuevo. Vamos a recibirlo con alegría y esperanza. Que las necesidades de los demás las sintamos como propias. Y que no nos quedemos solo en palabras, sino que demos testimonio de vida con las obras en favor de los hermanos y hermanas.

Que en los altibajos del año y en todos nuestros quehaceres encontremos las huellas de Dios.

En nombre de los misioneros y misioneras y de quienes formamos parte del Servicio Diocesano de Misiones y Cooperación,

¡FELIZ AÑO NUEVO!