Este próximo 11 de mayo, Domingo del Buen Pastor, la Iglesia universal une su voz en la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones. En este significativo Año Jubilar 2025, esta jornada cobra un relieve especial, celebrándose conjuntamente con la Jornada de Vocaciones Nativas, una iniciativa impulsada por la Pastoral Vocacional y las Obras Misionales Pontificias.

 

Un Lema con Profundo Significado para el Año Jubilar

El lema elegido para este año, «PARA EL SEÑOR, EN LOS HERMANOS», resuena con fuerza en el contexto del Jubileo. Inspirado en el Congreso de Vocaciones celebrado el pasado febrero y en la pregunta clave propuesta por el Papa Francisco para 2025: «¿Para quién soy?», este lema nos invita a una reflexión profunda. Nos recuerda que toda vocación – ya sea al sacerdocio, a la vida consagrada, a la misión, o incluso la vocación laical vivida en plenitud – es una respuesta al amor de Dios que encuentra su expresión más auténtica en el servicio entregado a los demás. Vivir «para el Señor» es inseparable de vivir «en los hermanos».

 

¿Por Qué es Tan Importante Esta Jornada?

La Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones y la Jornada de Vocaciones Nativas no es simplemente una fecha en el calendario litúrgico; es un llamado vital para toda la comunidad cristiana:

  1. Sustento de la Iglesia: Las vocaciones son el corazón que impulsa la misión de la Iglesia. Necesitamos sacerdotes que nos alimenten con la Palabra y los Sacramentos, religiosos y religiosas que testimonien la radicalidad del Evangelio, misioneros que lleven la Buena Nueva hasta los confines de la tierra, y laicos comprometidos que santifiquen el mundo desde dentro. Sin vocaciones, la Iglesia no puede cumplir plenamente el mandato de Cristo.
  2. Conciencia y Oración: Esta jornada nos ayuda a tomar conciencia de la necesidad constante de pedir al «Dueño de la mies que envíe obreros a su mies» (Mt 9, 38). La oración comunitaria y personal es la primera y más fundamental forma de colaborar con el nacimiento y perseverancia de las vocaciones.
  3. Solidaridad Universal: Nos une en oración y apoyo no solo por las necesidades locales, sino también por las de los territorios de misión. En muchos de estos lugares, las vocaciones son numerosas, pero la falta de recursos dificulta ofrecer una formación adecuada. Nuestra solidaridad, tanto espiritual como material, es crucial para que esas semillas de vocación den fruto abundante.
  4. Responsabilidad Compartida: Fomentar una «cultura vocacional» es tarea de todos: familias, parroquias, colegios católicos, movimientos apostólicos y cada creyente individual. Se trata de crear ambientes donde los jóvenes puedan escuchar la llamada de Dios y responder con generosidad.

 

¿Cómo Podemos Colaborar?

Todos estamos invitados a participar activamente en esta jornada:

  • Intensificando la Oración: Dediquemos tiempo en nuestras parroquias, comunidades, colegios y familias a rezar específicamente por las vocaciones sacerdotales, religiosas y misioneras.
  • Apoyando la Formación: Podemos colaborar económicamente, por ejemplo, financiando becas para seminaristas en países de misión a través de las Obras Misionales Pontificias.
  • Acompañando a los Jóvenes: Estemos atentos a las inquietudes de los jóvenes de nuestras diócesis, ofreciéndoles acompañamiento y ayudándoles a discernir el plan de Dios para sus vidas.
  • Dando Testimonio: Vivamos nuestra propia vocación con alegría y fidelidad, siendo un reflejo del amor de Dios para quienes nos rodean.

 

Que esta Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones 2025 nos impulse a renovar nuestro compromiso con la oración y el apoyo a todas las vocaciones, para que la Iglesia siga siendo un faro de esperanza y servicio «Para el Señor, en los hermanos».

(Nota: Se recuerda que, según comunicaciones internas para agentes de pastoral, no habrá colecta imperada específica para esta jornada en las parroquias el día 11 de mayo).

 

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