Las hermanas Mercedarias del Santísimo Sacramento continúan al frente de la Casa Hogar de Pemba. La pandemia del Covid 19 también les afectó, pero pudieron controlar los contagios. Sin embargo, Pemba sufre otros virus como el hambre, el analfabetismo, enfermedades como la malaria, el sida, la desnutrición…
Mozambique, como otros países de África, tiene muchas riquezas en recursos naturales, pero el país atraviesa una gran crisis humanitaria, que se desató desde el 2017. Inició con una ola de violencia en la zona norte del país.
Hay 700 mil personas que huyeron, que viven en el campo, en tiendas de campaña, o con familiares que les acogen. Hay más de 200 mil desaparecidos. Cerca de la casa de las hermanas llegaron varias familias que huyeron de esta violencia.
A lo largo de estos cuatro años de violencia la Iglesia ha sido la voz profética que ha denunciado estas injusticias. Todos los misioneros que vivían en zonas de conflicto tuvieron que salir y dejar sus misiones, algunas fueron destruidas por estos grupos islamistas.
La Iglesia y otras organizaciones ayudan y apoyan a todos los refugiados que están en los campos, en unas condiciones infrahumanas.
La hermana Ofelia lo expresaba así en su escrito:
“Nosotras vivimos en Pemba, la capital de Cabo Delgado, en la periferia de la ciudad. Es una ciudad pequeña, que en estos momentos también está amenazada. Todos los misioneros vivimos con la incertidumbre, inseguridad y en continua alerta por si pudiera también ser atacada.
Nosotras continuamos nuestra labor humanitaria. Ahora también atendemos a los niños de los refugiados y los no refugiados porque queremos integrarlos a todos. Nuestra misión es un referente para la gente que vive cerca de nosotras.
Que el miedo no nos paralice para seguir creando comunidad, fraternidad y ayudando a nuestros hermanos que sufren… El bien debe vencer al mal”.